La galleta
Dio un mordisco al pedazo de galleta mientras se enjugaba las lágrimas con una mano.
Todavía le costaba creer que no vería más a su hermano. Estuvieron seguros de que nada podría separarlos, hasta el día en que se terminó la comida.
Recorrieron el bosque, pero sólo encontraron hojas secas y bellotas.
“No hay esperanza”, se dijeron tristemente.
Cuando el hambre se volvió insoportable, ella tomó una decisión. Nunca le había dicho a su hermano que sabía aquel conjuro. Se acercó a él y pronunció las palabras.
Gretel arrancó otro pedazo al muñeco de jengibre y, al masticarlo, volvió a llorar.
Kalton Bruhl